Antes de contar la visita al archipiélago de Vestmannaeyjar voy a escribir sobre la fiesta del orgullo gay del pasado 6 de agosto.
La primera semana en Reykjavík me di cuenta que muchas tiendas estaban decoradas con detalles gays y es que era una forma de ambientar la marcha a favor de los homosexuales, lesbianas y transexuales. La marcha fue divertida, pero la calle elegida es estrecha y menos un par de furgonetas no fue como la de Madrid que van enormes camiones atestados de personas.
Ensayo por la mañana del concieto final


Lo importante es ser original

Las tradiciones y el ambiente gay no tienen porque ser incompatibles