Cuando me levanté la mañana del sábado no había nadie en casa, asi que me duché, comí y tras meditarlo decidí llamar a mis compañeras de piso para que me llevaran en coche al centro de salud donde correspondiera.
Me dijeron que no podían acompañarme durante la espera, pero eso era lo de menos, me bastaba con que me llevaran a urgencias sin tener que peregrinar por los distintos centros de salud, ni tener que averiguar cual era el autobus idóneo y sus horarios.
Tras explicar el problema, tuve que rellenar un documento con mis datos españoles, islandeses y persona de contacto en Islandia. Me preguntaron si en los últimos meses había visitado un hospital extranjero, les conté lo mío y que debido a ello cada cierto tiempo tenía que ir a hacerme análisis de sangre.
Debido a estas visitas esporádicas a los centros de salud españoles (y también islandeses) decidieron meterme en una habitación de aislamiento para que esperara y me dieron un panfleto en inglés explicándome las razones. Se ve que existe una bacteria bastante resistente a los antibióticos y que es común que esté en la piel o la nariz sin mostrar ningún síntoma. Además de explicar las razones del aislamiento al final del documento se explica que Islandia es uno de los pocos países del mundo donde esta bacteria no se ha introducido y quieren mantenerlo así.
El circo no se quedó ahí, el médico que me atendió y la enfermera que me llevó a rayos X entraban con una bata específica y unos guantes que antes de salir se quitaban en la sala. Me metieron un bastoncillo muy largo en la nariz que juraría que me llegó al ojo por lo menos para saber si llevaba conmigo esa bacteria. Cuando me llevaron a rayos me hicieron ponerme una bata y unos guantes y casi les da un patatús cuando se dieron cuenta que llevaba la deportiva puesta, me pidieron por favor que me la quitara y que la dejara en la camilla, que no tocara el suelo. Las radiografías me las hicieron en la camilla y las placas que usaron las envolvían en una bolsa de plástico. La enfermera para cotillear me preguntó si trabajaba en un hospital, pues no, sólo les doy trabajo.
Al final no había rotura, el médico apareció con un cilindro con venda en sus lados, después de lo presenciado me esperaba cualquier cosa, pero era simplemente la venda, que son muy modernos y con meter el pie en el cilindro el medico te coloca la venda sin tener que darle vueltas. Aprieta menos que una tobillera y me dijo que me la quitara para dormir y si molestaba. Ya veremos que tal funciona este invento. Yo por si acaso estoy usando el método tradicional: reposo, hielo y el pie en alto.
Para cobrarme, el médico me dio una hoja con las coronas a pagar (no sabeis cómo estoy empezando a valorar lo que cuesta la sanidad), le di la tarjeta, se quitó la bata, volvió, se puso la bata y me devolvió la tarjeta con la factura. Cuando vuelva a España tengo que ir con estas facturas a la oficina del Insalud de Las Moreras (es para diferenciarla de la otra que hay en Soria) para que me devuelvan el dinero, va a ser superdivertido explicarles como hacer el cambio.
Me dieron una receta de pastillas de voltarén que son para el dolor. La verdad es que me duele, pero tras comprobar en las páginas blancas (porque aquí son blancas) los horarios de las farmacias (que vienen en las páginas blancas) y comprobar que las que cierran a las 12 de la noche estaban a 20 minutos andando, lo he dejado para el lunes y me estoy dando la pomada que me compré cuando el primer esguince.
Lo peor de todo, es que mi memoria es muy selectiva y recordaba que siempre que había ido a un hospital islandés me habían preguntado por las visitas a hospitales españoles y les había contestado lo mismo; pero no recordaba lo del bastoncillo larguísimo que me da que me hicieron a mediados de agosto, pero como no me dieron folleto y no entendía tanto lo que me decían ya lo había olvidado.