Tras
la aventura de la noche anterior, esa mañana no nos levantamos muy pronto. Fuera llovia, pero con la luz del día pudimos observar
dónde habíamos dormido y que detrás teníamos
el mar.
Salimos de Blönduós hacia
Akureyri.
Durante el camino cada vez había más nieve pero la carretera estaba bien limpia. En Akureyri paramos en un
mirador para hacer fotos de la ciudad. Una pena que el tiempo no acompañara.
A medio día llegamos a
Goðafoss, una de las cascadas más grandes de Isladia. Allí había un restaurante que vendían recuerdos y probamos a ver si nos dejaban comer en sus mesas. Tuvimos suerte y pudimos comer dentro resguardados de la lluvia. Situación subrealista la que le tocó a una de las visitas, ya que mientras se preparaba la comida estuvo cuadrando sus horarios de laboratorio por teléfono con España.
Tras llenarnos la panza llegamos a unas
piscinas termales naturales que son como un pequeño
Blue Lagoon. Como estaba nevando nos propusieron dejarnos en unas 800kr (10.76€) la entrada en vez de las 1500kr (20.18€) que costaba. Pero no teníamos tiempo que perder. Paramos en el lago Mýnvant en una zona llamada
Hverir que está llena de
fumarolas y actividad volcánica. Intentamos subir al volcán Krafla, pero no paraba de nevar y tuvimos que darnos media vuelta en lo que parecían las
puertas de Jurassic Park.
Tras varias llamadas a varias guesthouses conseguimos alejamiento en unas
cabañas junto a un lago en Fellabaer. Nos dividimos en dos grupos ya que en una no cabíamos, pero antes de acostarnos estuvieron bebiendo el alcohol que habían traído mientras nos reíamos con
juegos eróticos - festivos de adolescentes.